No sé quien me dijo: "Ya no escribes nunca en el blog" -seguro que más de una persona, que al entrar en esta página se decepcionan un poquito al no ver nada nuevo bajo el sol-. Y es cierto. Miro mis últimas entradas y son escuetas y prácticamente sin sustancia. Odio esta sensación de dejar las cosas por vaguería después de apasionarme con ellas. Así que voy a intentar retomar un poco el rumbo de mis escritos blogueros.
Desde que volví a utilizar el blog -que por arte de magia no me eliminaron de blogger- he aprendido muchas cosas de mi, y he podido utilizarlo en numerosas ocasiones como vía de escape. Como el pitorrillo de las ollas a presión, pues igual. Explicar cosas en el blog también está bien...
Lo mejor que me ha pasado esta semana pasada ha sido ir a Roma, así que voy a relatar un poquito las sensaciones y las experiencias que he vivido allí.
*****Versión Preliminar de la crónica*****
Los preparativos fueron escuetos, me sorprendí bastante al hacerme la maleta una hora antes de ir hacia el aeropuerto -con lo paranoico que soy normalmente con los preparativos-, y cumplí el encargo de nuestra anfitriona yendo a Don Pepucho a comprar un cargamento de chuches -espero que n'hagis tingut tantes com volies-. Después de ir a buscar al Sr. J e ir al Aeropuerto, volamos con Vueling, nos comimos la pastilla roja que te dan y ya estábamos en Roma. La ingestión masiva de videos de la hora chanante durante los dos días anteriores modificó en parte mi vocabulario. Y provocó que hiciese un poco el payaso -con la inestimable colaboración del Sr. J- imitando al Gañán, a Vicentín, cantando los raps del Payaso -payaso- o recordando el momento Karpov "me hacía el fuck you". Vamos, que no te digo nada y te lo digo todo (I).
Llamamos a nuestros compañeros de viaje -Marcel, Maria y Pucho- que iban por Ryan Air desde el avión -o no- a ver si con un poquito de suerte nos estrellábamos en una isla desierta repleta de aventuras...
Cuando llegamos a Roma, nos hicimos la picha un lío sobre como teníamos que avisar a Laura, pero al final llegamos a la estación de Tuscolana y nos encontramos con Laura i unes amigues de Mallorca -Cati i Joanna- que nos acompañaron en muchas visitas por la cittá. Después de advertirnos sobre su compañera de piso "sonámbula", y de darnos una cena exquisita; fuimos a buscar a los compis de Ryan Air a Termini, que no llegaban muy puntuales.
Al llegar los ryanaireros, nos dirigimos al pisito, en bus invitados por el amable pueblo de Roma. La primera decisión -desisión, como diría Johan- era como distribuirnos. Había una cama libre y como todos somos unos caballeros, pues la chica al catre y no se hable más. La decoración del piso de Laura es similar a la que tenía en Barcelona, pero con fotos puede que diferentes. Además los globos que le llevaron los visitantes anteriores, que debe reventar cada día y que contienen notitas -algunas muy surrealistas-. Esos visitantes también le dejaron otras cosas pero nosotros no hemos visto ni oído nada.
Al día siguiente -después de 5 horas o así- nos despertamos por que queríamos ir al Vaticano que era gratis por ser último domingo de mes. A mi me hacía particular ilusión ver a Benedictus, por que me parece un tipo gracioso de aspecto -aunque muchas de sus convicciones, sean de todo menos graciosas- al cual si no le hubiese dado la vena religiosa, me parece a mi que hubiese sido un chiquito alemán -si eso es físicamente posible en este universo o multiverso o cosa-. Llegamos al Vaticano y había una cola del mil. Una cola que espantaba. Daba vueltas por los muros y se retorcía... pasamos mucho rato en ella y pudimos observar que: 1.- La gente se cuela 2.- La gente se cuela mucho. Vimos discusiones, carreras, monjas apisonadoras; de todo, vamos. Al llegar al Vaticano después de mucho tiempo pudimos entrar a algunos museos y tal. Me parece que estoy siendo demasiado descriptivo... resumo: Capilla Sixtina-> Sindrome de Stendhal. ¡Qué bella!. Nos quedamos sin ver a Bene -para los amigos- pero no pasa nada. Lo suyo habría sido ver aparecer por ahí al Giovanni Paolo en monopatín. Entonces sí que me replantearía esto de la fe...
Extasiados, y no sólo por la cola y Stendhal, sino también porque teníamos hambre, fuimos a comer a Trastevere... y que comemos en Roma: pasta o pizza. Tocó pasta, deliciosa. Luego Gielatto.
Como los debiluchos de Ryan Air estaban hechos polvo, descansamos un rato al lado del Tíber. Allí se hablaron muchas cosas, pero lo más sorprendente -para mi- fue despertarme escuchando las palabras: "pisos de protecció oficial", lo cual da una idea de por donde rondan las preocupaciones de algunos -y no pocos!- naranjos. El perro que más sobó fue Pucho: No pregunteis porque! Después de dormir no me acuerdo mucho de lo que hicimos, pero creo que visitamos la fontana di trevi, algunos lanzaron monedas y otros simulamos lanzarlas, y en las fotos siempre intentamos hacer el conejito. Por la noche teníamos que ir a una fiesta de una amiga de Laura -Vicky-. Cenamos un trozo de Pizza al Taglio -el segundo para algunos- y llevamos bebidas. Al llegar 2 sorpresas: 1.- Había comida 2.- La gente iba mudada. Conocimos a más amigos de Laura -los argentinos, p. ej.- y unos personajillos italianos nos deleitaron con sus payasadas. Como ejemplos: andar como un camello, petar globos como críos, hacer voces, identificar los gestos que significan "realizar el acto sexual" en diferentes lugares del mundo y la mejor de todas: tirar cañas al explicárseles un juego... bueno eso no eran cañas, eran arpones balleneros (Esta apreciación puede que la hiciese Maria, que está muy informada en el asunto de la pesca deportiva, como veremos más adelante...). La vuelta a casa fue divertida, aunque la ingestión de sangría nos achispase a algunos más que a otros...
Al irse a dormir, lo típico: hacer voces, reírse; como críos, vamos. El mejor comentario, el de Laura: como se notaba que los anteriores inquilinos "estaven més per la feina" por que enseguida se callaban... no te digo nada y te lo digo todo.
A la mañana siguiente, fuimos al Coliseo, el Foro Romano y el Palatino. Habíamos descansado bien, e hicimos uso del truco de los estudiantes de Bellas Artes sin problemas. Todo muy bonito. El Colíseo, debía ser un espectáculo atroz e impresionante; saliendo monos capuccinos de las trampas inferiores para luchar contra surikatos...
Por la tarde, conocimos un lugar llamado Giolitti donde hacían unos helados sinceramente espectaculares. En este punto, visitamos la Piazza Navona -creo que de nuevo¿?-, con sus fuentes y su Bernini VS Borromini, y por supuesto, sus espectáculos en la calle. Aquí apareció el pirata, amigo de Maria, sobre el cual no me extenderé -comments are accepted-.
Lo de los espectáculos en la calle, no sé si fue ese día -creo que sí- en que vimos a dos chilenos vestidos de ¿gatitos? realizando un espectáculo gimnástico muy bonito. Vamos, babeos por un lado y miradas de envidia por otro.
Esa noche había un concierto en San Giovanni al cual, al final, pasamos de ir. Mejor a casa con Pizzas y a ver la única película que Laura tenía en el portátil: Grease. Fiesta de Pijamas!!!! Uhuhuhuh... Personalmente, flipé bastante en como los presentes admiraban la película... Hubo alguna rotura de cuello... y a sobar. Bueno, si los zapatitos rojos demoníacos nos dejaban...
Me quedo con el compromiso que adquiristeis de realizar una representación de algún baile de Grease. Espero veure-ho!
A la mañana siguiente, Laura tenía clase y nos levantamos, duchamos, compramos y desayunamos. La intención era ir a visitar la Basílica de San Pedro, pero debido a la cola que daba la vuelta a la plaza, Marcelus se rajó y se fue a visitar yoqueseque. Después de la cola la vimos por dentro y fue bastante impresionante. Demasiado. No me extraña lo de Lutero... Luego subimos a la cúpula donde hay unas vistas preciosas de Roma y del interior de la iglesia.
No fuimos a ver la tumba de Giovanni Paolo, aunque vimos la momia de Giovanni XXIII... Y por cierto, en las sucesivas colas también se nos colaron. Caridad cristiana se le llama.
Se había hecho muy tarde y habíamos quedado con Laura para comer, así que fuimos a La Sapienza -y casi nos perdemos: gente de poca fe!- haciendo mucho cachondeo sobre que estaría haciendo Marcelus...
Comimos en el césped de la universidad pan y queso -el gorgonzola muy "cargadito"-. Vimos a Agnès en la facultà de matematiques -que tiene forma de D-. Y flipó por la ausencia de Marcel. Impresentable!
Paseamos a continuación por el parque Burgholese que es inmenso, ayudando a Laura a hacer unos problemillas de "Fonamenti de les matematiques"; vimos la Piazza Spagna y el azar nos llevó de nuevo a Giolitti. Visca!!! Visitamos el interior del Panteón de Agripa -molto bello- en el que si llueve, el suelo se moja! Piazza Navona, de nuevo. Descansillo y... cena italiana con vino rosso. Delicioso! A todo esto Marcel ya había aparecido... vivo.
Luego volvimos al piso. Hubo un poco de fiesta de pijama también, hablando de quien le motiva a uno o al otro... Vaya dos noches!
Y el último día no lo comento por que era el último y los de vueling nos piramos antes.
Lo que me queda a mi del viaje:
1.- Que no tengo ni idea de italiano. Ni de Latín.
2.- Que me ha gustado Roma. Mucho.
3.- Que me ha encantado ir con quien fui, por tener reencuentros o conocer un poco más a ciertas personas. Un plaer!
PD: Falten fotos per penjar i parlar de l'egolatra del Juanjo autofent-se fotos. CAPDEFAVA! -aixó s'ha de pronunciar en Mallorquí, res de catalans estàndards!-
PD2: Potser m'he deixat coses per explicar, no he explicat prou bé Roma; però si ho hagués fet perfectament no tindria cap excusa per tornar a Roma -ara ja la tinc, no la he vist prou bé- (Esta reflexión es Vía elsentidodelavida )