El ocaso de los ídolos
Caundo caen de sus pedestales, se rompen en mil pedazos.
No puede ser que quien siente cátedra por la boca, se contradiga con sus actos.
La esencia de nuestra vida es justificar nuestra existencia. Cuando no somos capaces de justificarla, se nos quitan las ganas de vivir.
Tened cuidado con justificar vuestra existencia con falsos ídolos. Cuando os deis cuenta del engaño, puede ser demasiado tarde. Desterradlos de vuestro lado cuanto antes. No volváis la vista atrás, ya que el falso ídolo es ladino e intentará devolveros esos falsos sueños que os prometió.
Justificad vuestra existencia a partir de vuestros actos. Ni los sueños, ni las palabras que deis son válidos. Sólo acciones.
Así habló el maestro Yi-Ral-Iyâ.