Señales (3)
Cada año me reencuentro con, posiblemente, el personaje más increíble que conozco. Lo conocí un verano en que me enseñó a mi y a las 30 personas que estábamos mirando, que se puede estar muy loco. De eso hace ya diez años por lo menos. Me hice bastante amigo suyo unos veranos después, y sólo de las anécdotas e historias que me explicó y viví con él, se podrían llenar muchos concursos de burradas.
Luego sólo lo veía esporádicamente: en el portal de casa, en el bus, algún día por la calle...
Las dos últimas veces que hablé con él fueron muy reveladoras...
La penúltima fue como dos meses antes de marchar a Perú en el verano del 2004. Me dijo ciertas cosas a las que luego les di vueltas -y vueltas- y puede que marcasen algunas de mis decisiones en ese viaje y a posteriori. Era sobre revelaciones...
La última creo que fue por Enero o Febrero de 2005, volviendo alguna noche en bus -el mítico 65-, y también mantuvimos un diálogo extraño.
Lamento no haberlo visto en Septiembre de 2005, si, realmente, estos encuentros tienen algún significado más allá del que yo les quiera dar -que creo que es el que tienen, ya que puede que hubiese ayudado. No sé, quizás sea de los que opina que si las cosas vienen como vienen y no las buscas tú, todo adquiere más significado (Man of Faith, Locke!)
Ayer cruzando una calle lo volví a ver. No hablamos, pero sé que su aparición es de esas señales, esos pequeños detalles que te hacen de nuevo pensar sobre lo que dejaste aparcado en el pasado, que te hacen de nuevo respirar ese aire que creías envenenado, que te dan las fuerzas que necesitas. Eso, o que todo esto de las señales es una película que te has montado -otra más-... pero qué demonios, ¿a quién no le gusta el cine?
Y además las señales e interconexiones es muy de Lost.
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