miércoles, julio 12, 2006

Yo-mi-me-conmigo

Los dragones que surcan el cielo ya no escupen fuego. Esto es un ladrillo autoreconfortante. Digiérase escuchando G-funk (al menos así lo escribí y me ha gustado la combinación).

Hay días buenos y días malos, días en los que conquistarías Rusia y el imperio Austro-Húngaro y días en los que te esconderías en esa esquina llena de polvo, te taparías los ojos y los oídos y empezarías a cantar canciones de series de tu infancia. "Volant, voooolant sempre amunt sempre amunt"
Hay rachas buenas y rachas malas. Temporadas en las que todo parece de color oro y temporadas en las que piensas "haga lo que haga, lo empeoro".

Hace tiempo una persona cercana me dijo que quizás debería visitar a un médico. Un médico de la quijotera. La verdad es que no le faltaban motivos para recomendármelo. Obviamente, no fui. Como todo buen enfermo de la pelota, yo estaba perfectamente. Lo mío no era una depresión, era una mala racha. Yo no estaba mal, simplemente necesitaba ¿unas vacaciones?. Vacaciones de mi mismo, quizás.

Las cosas empeoraron, convertí mi vida en un drama y me regocijaba en mi dolor. Parecía que disfrutase con semejante masoquismo. Llegué a tal punto de autolesión psicológica que creí estar al borde de la locura -o quizás no, yo que sé-.

La locura -abstemia o no- no es lo que todo lo cura.

Pasó el tiempo. Me tomé las cosas con más calma, lo que creía importante ya no lo fue tanto. Busquéme a mi mismo, así como mi tiempo y mi espacio. Empecé a escribir aquí. Me reencontré con gente que había perdido. Las cosas volvían a su curso. Volvía a reconocerme en cierta manera. Por suerte, no todo estaba perdido.

Abrir los ojos ante la luz es doloroso después de tanta oscuridad. Tan cierto como que la vida te enseña a base de golpes; golpes bajos, traicioneros y a poder ser por la espalda. Así se forjan las penas que a uno le acompañan por siempre. Pero lo importante es abrir los ojos y echarle valor al asunto -o a los asuntos-, hasta que un día te sientas sobre una roca húmeda y te da igual si te estás mojando el culo. Lo que cuenta es que estás en pelotas en una playa desierta y paradisíaca, que tus demonios del pasado se han quedado allí y que, después de tanto tiempo, has encontrado la paz y la serenidad. Lástima que sea un sueño.
Aunque no estés allí, has soñado con ello. Y eso ya es mucho.

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Interludio: Relaciones de pareja (I)

- ¿Por qué te has liado con ella?
- Simplemente porque no confío en ti.
- Pero, eso ¿qué tiene que ver?
- Hace tiempo que decidí no volver a sentirme mal conmigo mismo por no poner cuernos preventivos. Ya sabes: la primera, por la espalda.

El concepto de cuernos preventivos o de seguridad está cada vez más en boga en estos tiempos de relaciones fugaces y encarnizada lucha de sexos por la supremacía en el siglo XXI. Se trata de lo que su propio nombre indica. Si entramos a considerar relaciones de diferente naturaleza de la heterosexual, el concepto se puede extender de forma suave c.p.t.

Amigos y amigas, si sus parejas residen en el extranjero el suficiente tiempo como para encandilar, no se corten y ejerzan su derecho a poder replicar ante un posible ataque de sinceridad sobre el/la compañero/a de trabajo, de estudios o de piso. Ya conocen el dicho: a un ataque de sinceridad no le sigue forzosamente un ataque de comprensión.
O a cualquier cambio de humor de su pareja, no provocado por el SPM o la derrota de su club de fútbol en la itertoto, ya saben lo que hacer: búsquense una tercera persona, no vaya a ser que les surjan apéndices en la frente.
De nada.
(Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice.)
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7 palabras

Rectitud,
Coraje,
Benevolencia,
Respeto,
Honestidad (Sinceridad),
Honor
Lealtad


Son sólo 7 palabras. Me gustaría mirar la lista y decir que las cumplo -al menos alguna con frecuencia-. Por desgracia muchas veces no es así. Día a día lo intento con mis más allegados, fracasando muchas veces.
Son las 7 virtudes del Bushido, y aunque no soy muy versado en las tradiciones medievales japonesas, éstas me interesan.

En estos tiempos de medias verdades, de tonos grises, hay que dejar las cosas claras. Los valores siguen estando ahí, aunque están más escondidos que nunca. Muchas distracciones nublan nuestra vista y nos impiden ver lo que nos sucede tal y como es. Demasiados cascarones, demasiadas excusas.

Puedes caminar por el mundo y comportarte como un hombre de verdad o simplemente ser una rata más en este sucio barco. A cada cual lo suyo.

El otro día en una entrevista de trabajo -de ésas a las que voy a seguir dándome cuenta que no sé que hacer con mi vida-, me preguntaron por cualidades positivas de mi mismo. Me dio por recitar las 7 virtudes del Bushido, ejemplificando o semi-inventando cada una de ellas. Sólo me faltó desenfundar una katana de Hattori Hanzo y ponerme a hablar en japonés.


Voy a fusilar un poco de la wikipedia -supongo que esto estará copiado del Hagakure-.
  • 義 - Gi - Rectitud (decisiones correctas)

Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia. Para un auténtico samurai no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia. Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.

Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. Un samurai debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte. Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.

Mediante el entrenamiento intenso el samurai se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.

Los samurai no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurai es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales. Un samurai recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurai se vuelve evidente en tiempos de apuros.

Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. No ha de "dar su palabra" no ha de "prometer" el simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción.

  • 名誉「名譽」 - Meiyo - Honor

El auténtico samurai solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quién eres en realidad. No puedes ocultarte de ti mismo.

Para el samurai, haber hecho o dicho "algo", significa que ese "algo" le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan. Un samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel. Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.



Vaya post que me ha quedado... sin links ¿Qué relación tiene lo primero con lo segundo? Para superar todas las deficiencias de mi carácter y mi persona me falta un poco-mucho de estas cualidades.
A veces he pecado de ser demasiado leal a personas que me han acabado decepcionando sin medida, pero ésa es otra historia. Que nadie se de por aludido.

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Interludio: Relaciones de pareja (II)

Una bonita historia de amor de estos tiempos que nos ha tocado vivir.
Él 23, ella 22. 3 hijas: la primera a los 18, luego 2 gemelas. Matrimonio. Piso comprado. Ella decide en una noche de desenfreno entablar relación más que amistosa con un joven de 18 años. Todo esto ante los incrédulos ojos de él. Piso vendido. Todos vuelven al redil. Él pagará una manutención mensual el resto de su vida por unas hijas de fin de semana.
Fueron felices y comieron perdices.
¿Alguien podría explicarme por qué a nuestros abuelos no les pasaba esto? ¿O sí? ¿O no?
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