Gi's
El Sagnier es el gimnasio al que voy. Forma parte del conglomerado de polideportivos del Prat. Corro en las pistas Moisés Llopart para luego adentrarme en el "extraño mundo de la sala de musculación". Hay gente de todo tipo y condición, pero sobre conocidos, desconocidos, familia o no, monitores y demás, destacan los miembros de un selecto club. Ese selecto club tiene su sede en el barrio junto al que se alza el centro polideportivo. Y sus miembros, que decir de sus miembros... Ellos entran con sus putitas al gimnasio y las pasean de una máquina a otra mientras realizan las acciones siguientes:
1.- Picarse unos con otros
2.- Levantar ingentes pesos
3.- Piropear los cuartos traseros de toda parroquiana de buen ver que pase por allí.
Y así pasan las tardes en el Sagnier.
Son amables, simpáticos siempre que no te cruces en su camino y tienen ese duende o como le llamen -algunos, no todos-.
Lo mejor de todo lo que se puede disfrutar de los miembros de este club -a parte de su fanatismo por el levantamiento de peso- acontece en los vestuarios, cuando puedes asistir a sus conversaciones. No sé como serán los diálogos en el DIR zona VIP, pero os aseguro, estimados lectores, que lo que oigo y escucho -con atención- en las duchas de mi amado Sagnier es aleph sub zero veces más -mmmmmm...- sorprendente.
Los temas pueden saltar entre esos intereses tan humanos, tan íntimamente humanos cual pequeño saltamontes. El dinero, las mujeres, los BMWs, los relojes de 8000 euros, la familia, la traición, la amistad y, como no, la muerte.
Es como asistir a un seminario avanzado de algo que uno no sabe bien que es. Pero es algo, os aseguro que es algo. Seguiremos investigando...
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