domingo, marzo 04, 2007

You can't always get what you want

Aprenderlo pronto es bueno. Aprenderlo tarde puede significar pasar malos ratos.

Coges el coche, enciendes la música y escuchas el Illmatic. El Illmatic es un disco de grandes canciones. El mejor disco de rap de la historia, según algunos. Una vez más, el paradigma del joven genio creador presente. Un chaval de 19 años, nacido en el mayor public housing development de USA, y uno de los más infames, es capaz de crear una obra magnífica. Uno a uno los, temas retumban, el solo de Olu Dara te sigue recordando que "Life's a bitch" y Nas repite una y otra vez que "The World is yours", para que quede claro.

Pero no he venido a hablar de música. Paras el coche en un semáforo en rojo. Se pone verde. Te empanas porque estabas ajustando el volumen, y ves pasar ante tus ojos un coche embalado que se salta el semáforo de la vía perpendicular a la tuya. 10 segundos antes, la historia sería otra.

El azar, dicen. Casualidades. Otros dirían un poder supremo, un Dios, un namekiano con túnica blanca acompañado de un negro vestido de genio de la lámpara. Los más pedantes me hablarían de universos paralelos y de una función de onda del universo, que en otro universo he pasado a tiempo, en este no y en otro soy una ameba en las playas de Hawai. Y que esto también pasa en la isla de Perdidos. Si, tío: todo el mundo ve la serie.

El problema con el azar y las casualidades es que sabemos describirlas. Las sabemos modelizar, nos sentimos cómodos ante la aleatoriedad únicamente por que tenemos un modelo al que se ajusta. Sí, llegadas de Poisson. Tiempo entre llegadas exponencial. Quizás algo se nos escapa.

Si hay buenos motivos para salir de casa uno de ellos sería obtener experiencias -que en honor a semejante personaje-, podríamos denominar pílicas. Yo siempre las he entendido como un método de obtener un aprendizaje forzando situaciones. Probarte a ti mismo hasta donde llegas, hasta donde llegan los demás y obtener el -dudoso- placer de dos niñatos peleándose por tu culo.
Yo prefiero otras experiencias, aquéllas que no fuerzas, que aparecen de repente y que tienen un halo de magia que nublan tu racionalidad. Las mejores noches son las que tienen unas cuantas de éstas y extraer lo fundamental de cada una es algo que no debe quedar sin hacer.

La conversación con un hombre mayor en medio de la calle en Sarrià, un hombre culto que aprecia dialogar -aunque fuese más monologuear-, es una de ellas. A los mayores paciencia y respeto. Mucho de lo que dijo era paja, pero también había grano.
Mejor eso que acabar entrando en controversias con infames damiselas ebrias sobre el de donde venimos, el adonde vamos y si el color de mi tanga está a juego con mis pendientes. Para llegar a la misma conclusión que siempre: si hay una verdad universal para el ser humano es que es egoísta. Darwinismo, amigos, darwinismo.
La vida tiene muchos recovecos, y que cojones, mola perderse en ellos.

Ver a una chica llorando y maldiciendo a sus amigos, triste y desolada, perdida, la hace atractiva porque da lástima y es algo que se puede arreglar. Verla días después feliz y sonriente da asco y la define como una culebra más.

La gente que me ha hablado sobre lo que escribo o dejo de escribir aquí, ha de saber, que no escribo para que me lean. Y que la persona con la que hablais no es la misma que escribe aquí. Aquí puedo juntar lo que fui, lo que se suponía que debía ser y lo que soy. Lo que aquí suelto ni siquiera lo recuerdo después porque hago eso, soltarlo. Todos -o no- hemos tenido nuestra época amoral. Yo recuerdo la mía con entusiasmo, y no me importa hablar de mi pasado. Hablar del presente, es otro asunto.

One love, one love. Canta Nas. No lo niego, he sufrido distorsión de las relaciones personales durante un largo periodo. Distorsión de la realidad. Por eso ya no bebo alcohol, quizás. Por eso he dejado a un lado mi timidez y mi introversión. Y por eso he intentado apartar las cosas que estuvieron junto a mi en ese período tan triste.
Por eso no le dirijo la palabra a quien en su día fue importante, en quien me fijé porque apareció su nombre en una estúpida notita y pensé que eso significaba algo. Azar, casualidad.

Pero el tiempo pasa, y Perdidos ya está en su tercera temporada y te das cuenta que cerca y lejos son dos cosas distintas, que Perú está en todas partes y que un principio de incertidumbre uniforme deriva en una bella teoría de muestreo.
Que mirar las cosas bajo otra perspectiva te agranda, y es por eso que lo hago.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Buena reflexión, aunque muchos detalles se me escapan.

Me quedo, como siempre, sin palabras...

Anónimo dijo...

Estava present a la conversa enmig d'un carrer de sarrià. Aquella nit a l'arribar a casa em vaig sentir afortunada d'haver compartit aquelles hores amb vosaltres i aquell bon home!

P.D.: El meu Sr Jefe encara no l'he pogut saludar de part seva ;-)

PL dijo...

Es cierto que las experiencias que aparecen derrepente y sin ser forzadas son mejores que las que vas a buscar, pero esas van a llegar de todas formas. Si sales a buscar experiencias es porque quieres más de las que de forma natural se producen. Lo bueno es buscar sin saber el qué y lo dificil, reconocerlo cuando lo encuentras.

Gran parte del grano de aquella conversación probablemente radica en vuestras reflexiones e interpretación y no en lo que el hombre quería decir exactamente. Hay ámbitos en los que los reactivos deben estar en uno mismo, y los demás solo pueden actuar como catalizadores.