Profesores
Después de tantos años puedo decir que he tenido un buen montón de profesores. Altos, bajos, simpáticos, antipáticos y una lista de calificativos antónimos que no voy a escribir.
Puede que muchos de mis amigos de la universidad acaben dando clase. De hecho, una ya lo está haciendo. Y estoy seguro de que lo debe hacer con pasión, siendo una buena profesora. Para el resto o para quien le interese, en la página de Carlos Ivorra, fuente de e-libros de matemáticas magníficos, hay la siguiente respuesta a una petición de su rectorado: Link
Soy un admirador de Feynman declarado. Un fan podría decir. Y una de las características de Feynman más valiosas era su calidad docente. Era un comunicador excelente, sabía llegar a sus alumnos por la pasión que le ponía a lo que explicaba. Ver alguna conferencia suya en video, o escuchar alguna clase y reirte por sus bromas es muy común. Pero lo que es más común es que acabas entendiendo lo que te explica, sabe buscar la analogía, el ejemplo que clarifique; no hay concepto por complejo que sea del que no sepa sintetizar una explicación simple. Eso para mi es un gran profesor. Lástima que me haya encontrado con pocos así. O no lo haya sabido ver en su momento.
Teniendo yo unos diez años, tuve un profesor de los que más me ha marcado. Era un tipo gracioso, que los viernes por la tarde nos hacía improvisar algún sketch. Eso era divertido. Una de las cosas que más recuerdo fue la tarde que me echó de clase. Como era una de las primeras veces que esto me pasaba y yo siempre he sido un poco sensiblón, me entró algo en el ojo. Su respuesta fue: tirarme una plancha de piscina a la cabeza y decirme: para que nades. Con el tiempo acabé de entender el TAO de lo que me quiso decir.
Banda Sonora:
En su "So Long and thanks for All the Shoes", disco que aún poseo, sin caja y destrozado, NOFX incluyó esta ¿bonita? historia de amor:
Una persona una vez me dijo que musicalmente el punk rock era una porquería. Ella era muy versada en música. Yo de música no tengo ni idea, pero que sean 2 ó 3 acordes repetidos, que su característica principal sea la velocidad y la distorsión, que algunas letras sean buenas, que las canciones sean cortas; todo esto es totalmente independiente al hecho que me emocione. Supongo que será por el mismo motivo por el que a Proust se le atragantaban las madalenas. Por eso te puede emocionar todo lo que te evoque un recuerdo puro.
Y recordar aquel concierto de NOFX me arranca una sonrisa y me entristece a la vez.
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