Tarde de ¿findesemana?
Camino con un rumbo fijo. Obviamente sin gafas. Obviamente con los walkman a toda ostia. Llego a Sants. Como odio esta estación. Me pongo a dar vueltas, haciendo ver que no me fijo en nada, pero con el rabillo del ojo pendiente de la rubia y de su amiga morenita del gorrito. No sé cual me da más morbo. Se me planta delante un tío y me empieza a hablar. Me quito los cascos y pongo la cara de rancio marca de la casa. Me pregunta como ir a Francia. Mi respuesta: ¿Hablas francés? La suya: Sí. Menuda conversación absurda. Le empiezo a hablar en francés, y él me sigue preguntando como ir a Francia. Le empiezo a explicar que las grandes líneas están del otro lado. Me dice que le han dicho que era esa vía. Y yo pues allá tú. Le digo:"Yo de ti subiría las escaleras -escaliers- y preguntaría". Al final me entero que quiere ir a estació de França. Me río, y le digo que se fije en los letreros. Sigo a lo mío. Llega un tren. Me subo; que más da cual es si ahora todos paran. Menudo viajecito, el tren a rebentar y con un borracho bebiendo Dan'Up cayéndoseme encima. Y encima el suelo lleno de maletas. Me bajo en la estación. Otra vez los seguratas con cara de mafias. Salgo a la calle y ¡BUM! Toma sorpresa. Si es que el mundo es un pañuelo...
Estoy leyendo "la Noche del Oráculo" de Paul Auster en el tren. Lo único bueno de la Renfe
es que a veces te puedes sentar.
3 comentarios:
Eres un capullo!!! Por qué el mundo es un pañuelo?!?!?! DILOOOOOOO!!!!! :D
Ahí está la gracia. En no decirlo.
Yo también me he quedado con las ganas!!
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